Massa anunció que se viene una disminución del gasto público.

Los anuncios del ministro Massa dejan claro que se viene una disminución del gasto público que impactará de diferentes maneras en la vida de los riojanos. ¿Qué piensan en el Gobierno? ¿Por qué el almanaque es una buena noticia? Ajuste: una palabra temida y que trae malos recuerdos. Por Mattías Meragelman.

Se podrán usar muchas palabras diferentes y buscar eufemismos que aminoren su impacto político y mediático, pero el paquete de medidas anunciado por el nuevo ministro de Economía, Sergio Massa, es un ajuste del gasto público.

Monetaristas, estructuralistas, keynesianos y muchas otras de las tribus de la economía podrán discutir horas si era necesario o no, si existían alternativas, si había margen, pero la única verdad es la realidad y el funcionario nacional determinó: una reducción de los recursos invertidos por el Estado, un aumento de las tarifas de gas y electricidad para quienes consuman más de 400 kW y el cumplimiento de las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional. En lenguaje más coloquial: ajustarse el cinturón.

Luego que el gobernador Ricardo Quintela bajó las escalinatas del vuelo que lo trajo desde el acto de asunción del reemplazante de Silvina Batakis, en el Gobierno provincial hubo rostros serios.

El motivo principal es la explicación que la cúpula del poder político daba el viernes por la mañana ante varios interlocutores que escuchaban atentamente: «Se viene un ajuste, son medidas ortodoxas las que anunció. Vamos a recibir la misma plata en coparticipación y en fondos extras, pero no vamos a tener ningún aporte excepcional ni adelanto de coparticipación, que nosotros no usamos pero otras provincias sí», comentaban quienes conocían un poco más de las implicancias de los anuncios oficiales.

En el mismo sentido, el equipo de Gobierno tiene otra certeza: «La obra pública se va a ralentizar, los certificados de obra se van a demorar en salir». Algo que ya les había anticipado la ex ministra Batakis.

En ese aspecto, aparece por estas horas una contradicción evidente entre la propuesta de Massa y el plan económico del Gobierno provincial.

La gestión de Ricardo Quintela cree en la expansión del gasto, en el quintelismo están convencidos que el Estado no gasta plata sino que la invierte para dinamizar la economía provincial.

Construcción de viviendas, obras públicas de infraestructura, eventos masivos que posicionen a la Provincia en términos turísticos y pases a planta fueron algunos de los motores principales del modelo económico que Ricardo Quintela llevó adelante desde el 10 de diciembre del 2019.

Sin embargo, Massa anunció congelamiento de los ingresos a la administración pública, frenar los anticipos del Banco Central al Tesoro Nacional y cumplir lo pactado con el Fondo Monetario Internacional en materia de déficit.

Esta segunda etapa del Gobierno del presidente Alberto Fernández encontrará a la gestión riojana conviviendo con otro tipo de peronismo, un peronismo que tiene prioridades diferentes.

En medio de tantas noticias negativas, la buena para La Rioja la brinda el almanaque: el año que viene hay elecciones.

Y en ese sentido, hay una cosa que nadie discute y es la ambición política del nuevo  Ministro de Economía, que espera una gestión exitosa que lo catapulte a la candidatura presidencial del “Frente de Todos” en octubre del próximo año. Esa expectativa requiere que exista una recomposición salarial que vuelva a la coalición gobernante competitiva electoralmente en 2023.

Esa postulación también necesitará del respaldo de los gobernadores y ese apoyo dependerá de los recursos. En ese sentido, la primera señal llegará con el debate del presupuesto nacional del año que viene.

Los legisladores peronistas riojanos ya comenzaron a realizar gestiones, porque el primer debate serán los fondos extras, que como todos los años se discutirán hasta el último minuto buscando que queden por encima del proceso inflacionario. Massa conoce muy bien el tema, porque como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación debió discutirlo muchas veces con sus pares riojanos.

El otro tema urgente para morigerar el impacto del ajuste será el tope de los 400kW de consumo para mantener los subsidios.

En La Rioja ese valor choca contra el clima, solamente el 10% de los hogares tienen acceso a la red de gas natural y en invierno la mayoría calefacciona sus viviendas con electricidad. Mientras que en verano el aire acondicionado no es un lujo, es una necesidad básica. 

Por eso la Provincia planteará ante la Nación que en la nueva segmentación se tome en cuenta esa realidad de los habitantes del Norte del país. Habrá que ver la respuesta que llega desde la “Casa Rosada” a este pedido.

En Argentina hoy no se puede hablar de largo plazo ni en la política ni en la economía.

Entonces en el corto plazo las claves económicas serán dos: qué pasará con el proceso inflacionario y si la brecha entre el dólar oficial y el dólar ilegal se achica o profundiza. Ambos procesos van de la mano y tendrán un impacto directo en poder afirmar que el “Plan Massa” funcionó o no.

En lo político es más complejo.

La dinámica del «Frente de Todos» es tan extraña y oscilante, que el kirchnerismo duro «corrió por izquierda» a Alberto Fernández, Martín Guzmán y Matías Kulfas, los trató de «tibios» y de dialogar con empresarios a los cuales se les debía imponer el poder del Estado. Y ahora terminan respaldando un plan de ajuste encabezado por el ala de la coalición gobernante más cercana y dialoguista con los poderes económicos concentrados del país.

En ese sentido, son elocuentes las expresiones de las últimas horas del sociólogo Ricardo Rouvier: «La sensación que queda es que el pragmatismo de hoy es el fracaso doctrinario y político de ayer».

Sergio Massa presentó su plan, la propuesta incluye un fuerte ajuste del gasto público e intentar equilibrar las cuentas de la macro economía mostrando estabilidad. Una receta ortodoxa y ya aplicada en nuestro país por muchos ministros de Economía con resultados que no fueron positivos.

Nos vamos a tener que ajustar los cinturones, ya veremos en dónde termina este viaje y cuánta anestesia se aplica a lo largo del camino para que el cinturón no quede tan ceñido al cuerpo.